Los aerosoles atmosféricos, partículas sólidas o líquidas en suspensión en el aire, afectan al
balance radiativo terrestre de forma directa, absorbiendo y dispersando la radiación solar
incidente, e indirecta, actuando como núcleos de condensación en la formación de nubes. Al
efecto de la absorción y dispersión de la radiación solar incidente se le denomina forzamiento
radiativo de los aerosoles, y puede llegar a ser de la misma magnitud pero de sentido opuesto
que el forzamiento radiativo debido a los gases de efecto invernadero.