Un controlador industrial pone en marcha un motor en algún lugar de una fábrica. O acelera una cinta transportadora. O se comunica con un sensor. Antes de realizar este tipo de control deben transmitirse datos, a veces en grandes cantidades, de forma rápida y fiable. En muchos de estos casos la solución está en los buses de campo. Durante los últimos años, el enorme aumento del número de dispositivos conectados a estos buses ha hecho proliferar una gran cantidad de estándares. Los fabricantes, por tanto, han de ofrecer muchas versiones de sus productos, una para cada tipo de bus.